El arte de descubrirse
- Brogger
- 7 may 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 30 jun 2020
Atención: Antes de leer este post, buscá la cancion "Holocene" de Bon Iver en Spotify o en YouTube. ¿Listo? Pone play. Si podes escucharla con auriculares mejor. Ahora podés arrancar a leer
¿Te fijaste alguna vez que vivís en constantes contradicciones? ¿Que crees ser algo que no sos?
Es ahí cuando la querida, honrada y buscada coherencia se tambalea. Es ahí cuando se desvanece nuestra seguridad y el vacío se hace protagonista. Desde el momento en que pude bucear en las profundidades de mi ser, fue cuando me di cuenta de que el conflicto y choque entre mis “Yos” era inevitable.
Soy de esas personas que sienten (y presienten) mucho lo que en su entorno sucede. Tanto en contextos como en personas, soy sumamente permeable a sus emociones, a sus estados. Y es así como soy fácil de corromper, por el lado del sentimiento. Y es así también como me sale empatizar con el de al lado. Empatizo tanto que hasta me olvido de mi. Me olvido de mis valores, mis raíces, mis convicciones. Por un rato soy esa persona que está a mi lado. Es un instante en que ni siquiera me cuestiono, me dejo llevar. Soy parte de sus ideales, y no le niego su razón. La empatía me enceguece y me abraza.
¿Nunca te pasó de ceder tu opinión para hacer sentir bien al otro? Es algo que me atormenta. Me nubla la vista por el bienestar del otro.
Y encima después me doy cuenta de esto, y me digo “débil, traidor, negador”. “No podés traicionar lo que crees por estar bien con otro, por satisfacer sus caprichos.”
¿Cómo es que funciona esto? ¿Dónde esta la coherencia que anhelaba?
Qué determinante es el hecho de que tengamos tan arraigado este concepto, a mi actual gusto, un tanto coercitivo e inhibidor. A Herman Hesse le debo mi “devoción” a la dualidad del mundo… que no sabe de purezas ni de eterna decisión. Y a Gandhi le debo mi confianza en que la verdad se nos revela de manera diferente en momentos diversos...

Tengo otros tantos momentos en que soy todo Yo. Me gusta destacarme. Me gusta que reconozcan y que me den la razón. Qué mejor para este Simón que tener la posta, la primicia, que todos lo miren y se asombren por su sabiduría. Qué mejor que decir un comentario y que se rían, y me lo festejen. Que me alimenten la aceptación, el orgullo y la autoestima. Soy también muy consciente. Hay pocas cosas de mi vida que se me escapen. Todavía no pude descubrir si es por sentirme útil o por satisfacer a otros, pero suelo interesarme en el tema de conversación y en lo que la otra persona tiene para desempolvar. Me encanta sociabilizar. Estar, hablar, compartir, jugar, reír, divertirme y hasta analizar con otros, me llena de energía. He tenido conversaciones enérgicas mas potentes que diez tazas de café. Charlas que me impulsan a moverme, y ese movimiento me lleva indefectiblemente a crear, y otras tantas a creer.
Mi mundo interior es infernalmente grande. Tanto que a veces me pierdo en él. De soñador y fantasioso, a planificador y controlador. Sobrepensador a veces, lo que pasa en mi vida tiene que ser analizado, ya sea por razón o sentimiento, alguna moraleja debo extraer. Tengo momentos de soledad que son mi mas preciado tesoro. Que nadie me lo saque ni quiera hablarme, porque este es mi autoregalo cotidiano. Impenetrable y concentrado, permanezco inmutado en mi mundo.
Pero esperá, vamos a hacer una pausa. Demasiada información sobre una personalidad contrariada. Pensa en cómo sos vos, y fíjate si sentiste algo de esto alguna vez.
“Pensaba ser de tal manera, pero una persona así no hace esto que hice… ¿Quién soy?”
“Creía que las cosas debían hacerse así, pero “tal” salió lastimado. ¿Por qué lo hice? Y en cambio, ¿por qué no hice todo lo contrario…?”
"Hice lo que creo que es correcto, pero de todas formas me siento arrepentido por algo... ¿Qué pasó?"
De mas está decir que son pensamientos de alguien que se cuestiona, que se adentra en si mismo. Acá está la receta.
Por mi lado, concluyo que me puedo considerar versátil y adaptable. Pero no coherentemente correcto. Durante mucho tiempo este concepto me llevó a dar

miles de vueltas en mi cabeza, a quemarme las neuronas y golpear mi sensibilidad, tratando de llegar a una perfecta coordinación de mis ideales. Pero busqué un poco mas adentro, y me descubrí. Soy alguien al que su interior le pide a gritos adentrarse en sus pensamientos y reflexiones; pide soñar, pide proyectos, y sonreír con el corazón por la satisfacción de hacerlos. Ese introspectivo y apático muchacho pensativo. Pero hay otra parte de mi que me pide jugar, aprender, compartir, sentir y escuchar al otro; enriquecerme con sus historias de vida, prestar y que me presten un oído.
Lo único que encuentro que tienen en común estas dos caras, es la búsqueda. Y el hecho de conectar. Conectar conmigo, conectar con otro. Equilibrio.
Y para llegar a esto, solo es necesario seguir algunos pasos: buscar adentro de uno, encontrarse y aceptarse. Y el equilibrio se irá dando, a raíz de este arte. El arte de descubrirse.
By: Mon Calise
Anexo
A continuación comparto un poco el contexto de mi reflexión:
Esta reflexión se compuso durante dos días diferentes.
Uno en el que por la tarde me hice un té, puse música tranquila y me puse a leer un libro. Luego respiré y cerré los ojos. Me adentré en mí y busqué conocerme.
Buscándome, me encontré- Y como por arte de magia, sonreí. Sonreí no solo con la cara, sino también con el corazón. Me abrazó la alegría de haberme encontrado una vez más. Ante tanta vorágine, tanta información, tanta instantaneidad, tanta oquedad, tanta ignorancia hacia uno mismo, y poca voluntad para vivir mejor, me llené de energía. Y combinando ese Simón introvertido con el sociable y extrovertido, descubrí que el mundo se convierte en un lugar mejor. Por lo menos mi mundo, y el de aquellos que me rodean. Porque planeo transmitir e incentivar esta ola de energía positiva que me abraza. Lo único que necesito es que no se prevengan. Ni con barbijos ahogadores como la sobreinformación, ni con alcohol en gel que bloquee el autoconocimiento como los tan usados “challenge” del hoy, ni con lavandina que elimine la pregunta de “quien soy”, ni con paracetamol que tape síntomas y nos vuelva indiferentes ante lo que somos.
Y otro día, también me puse música tranquila, y decidí ordenar mis ideas y planificar mis escritos. Leí primero una articulo que se llamaba “El arte de mantenerse en paz con uno mismo”, y me sentí tan identificado que me llevo a escribir acerca de todo esto.
No soy una solución, tampoco doy respuestas, simplemente me gustó la idea de compartir como se me reveló a mi este arte. El arte de descubrirse.
Comments